Un día como cualquier otro.

Son las 7.00 am; está sonando el despertador y el tráfico de la avenida se escucha a lo lejos; deseo quedarme en la cama descansando y leyendo "El diario de Ana Frank", pero el trabajo y las calles de New York me llaman, para que levante pase por mi café y me tome un taxi hasta mi empresa de diseño gráfico en pleno centro neoyorkino. 

Me levante, me puse mis pantuflas de Mickey y empecé a buscar lo que me pondría ese día. Me decidí por el traje de Coco Chanel color camel; me arreglé y bajé por el ascensor hasta la avenida para tomar un taxi. 

Ya en la empresa, organicé mi papeleo y empecé a hacer llamados a París, Londres y Amsterdam. 

Cuando tocó el reloj, ya eran las 13.00 pm, bajé al bar y comí un sándwich, subí y todo siguió igual hasta las 17.00 pm. 

Llegué a mi departamento, mi mascota me esperaba feliz para jugar un rato, me cambié de ropa y me puse algo más cómodo, mis pantuflas de Mickey, una remera suelta y un pantalón de pijama. 

Se hicieron las 21.00 pm., decidí dejar mi libro un rato y llamar al delivery para pedir algo de comer. 

Cuando ya era tarde, me dispuse a dejar mis pantuflas y acostarme a dormir, otro día como este me esperaba.

Nine.